Aprendieron a maquillarse y a ponerse la peluca y lograron reconciliarse con el espejo
Se realizó en Tucumán el taller «Luzca bien… Siéntase mejor» para mujeres con cáncer. Un espacio para darle un empujón a la autoestima.
«¿Un curso de belleza? Me estás cargando…»Ninguna puede negar que la invitación les cayó un poco mal, algo desubicado teniendo en cuenta la cruel enfermedad que padecen (cáncer). Pero allí estaban, algunas por curiosidad y la mayoría para darle el gusto a la amiga o a una hija insistente: «¡Dale, te va a hacer bien… yo te acompaño!», las animaron. Es así que la sala se colmó con 35 mujeres, muchas de ellas con pañuelos en la cabeza, al principio en silencio, y con vista perdida pensando, quizás, «¿qué hago aquí?»
«Al comienzo siempre es así, hasta que se enganchan. Cuando la maquilladora les empieza a explicar cómo tapar las manchas que salen con la quimioterapia, cómo dar vida a las mejillas pálidas, cómo pintar las uñas que se oscurecen, vas a ver cómo prestan atención, y se animan a hablar entre ellas, intercambian experiencias, la que va más avanzada en el tratamiento le da ánimo a la que recién comienza», explica Mariana Hernández Maggio, que vino de Buenos Aires a presentar el curso «Luzca Bien… Siéntase Mejor», que se dicta en forma gratuita a mujeres con cáncer en todo el país. En Tucumán, la experiencia se aplicó en el hotel Presidente el viernes.
Mariana representa a la Cámara Argentina de la Industria de Cosmética y Perfumería, que organiza este programa de responsabilidad social. La iniciativa comenzó en Estados Unidos hace 24 años y en la Argentina hace 14 años. Los talleres son dictados por expertos en maquillaje, peluquería y productores de moda, como Jorge Testa, y las modelos María Elena Buabud y Mariana Belamick, quienes revelaron secretos para lucir espléndidos, intercalando comentarios llenos de humor y buena onda.
Apenas se sientan, las pacientes reciben un bolsito con productos para la piel y maquillaje donado por las empresas asociadas a la cámara. El obsequio les arranca la primera sonrisa. «¡Yo no uso ni la mitad de todo esto!», se sorprende una mujer mientras saca los lápices de labios, de ojos y de cejas, sombras, rubores y bases, y las apila como si fueran ladrillos de colores.
La oncóloga Guadalupe Lencina Solórzano, del Centro de Cuidados Paliativos Caipo y del hospital Padilla, da la bienvenida a sus pacientes. Pero hay otras que vienen de otras instituciones hospitalarias. «Las terapias contra el cáncer como la quimio producen efectos no deseados a los que nadie escapa: la piel se oscurece y reseca, el pelo se cae, el rostro se torna amarillento, el cuerpo adelgaza o se hincha… En este curso se le enseña a la paciente a dibujar una ceja, a vestir la cabeza con una peluca o un pañuelo. Verse bien eleva la autoestima y ayuda al tratamiento», dice la médica.
El hotel Presidente, que se suma a la causa solidaria, es el mismo sitio donde hace unos meses la conductora Cristina Caram, recientemente fallecida, llegó como periodista y terminó como modelo, mostrando un antes y un después del maquillaje. No dudó en energizar a la audiencia con su testimonio y su lección de lucha contra la enfermedad.
Con sus espejos al frente, la mayoría se maquilla siguiendo las indicaciones de las profesionales Ligia Bravo y Marta Fernández, que despliegan su artillería de trucos y consejos. «Cuando se me cayó el pelo, estuve dos meses sin mirarme al espejo», recuerda Silvina Mamamí, de 20 años. Silvina es una morocha preciosa cuyo pañuelo a la cabeza la hace lucir más interesante todavía.
«¡Tenía el pelo hasta la cintura! Como soy peluquera, la madre me pidió que le cortara bien cortito. ¡Con cada mechón que caía llorábamos las dos!», relata Nadia, su amiga del alma, que tampoco la dejó sola esta vez. Desde entonces, Silvina no volvió a pisar un boliche.
«Te entiendo, yo dormía con gorro», confiesa Verónica Tomás, que tiene 32 años y es casada. «Es lo único que no podés ocultar (si te quitan una mama podés disimular). La gente te dice que estás linda y vos lo sentís como una cargada. Mirá: yo me compré una peluca pero no pude usarla nunca, no me sentía yo», admite. Nahir Parodi, que tiene 17 años, escucha con atención. Usa un gorro y un barbijo que le cubre casi toda la cara. Ha venido con Milena, su amiga. «A mí se me ha caído el pelo varias veces. Yo, en realidad, vengo para que me enseñen a pintarme los ojos», sorprende. Las pestañas y las cejas también se caen con la quimioterapia. «Te mirás al espejo y decís ‘esa no soy yo’ «, coinciden todas.
Maquilladas, sonríen ante la imagen que les devuelve el espejo. Las masitas, tortas y alfajorcitos de maicena que sirven las voluntarias se devoran entre risas y comentarios. Nahir se quita el barbijo y sonríe. «¿Sabés qué es lo único bueno de quedarte pelada? ¡Que no tenés que depilarte!» dice desatando una carcajada. – «Sí, pero después te salen pelos en cualquier lado», comenta Silvina. «¿Ah, sí? ¿Y con qué te sacás?», pregunta una asistente. «Con cera para rostro», responde. Las preguntas y los trucos se comparten.
A la hora de las pelucas, el peluquero Jorge Ferré entra junto con Graciela Ani, cargada de cabezas de tergopol con pelucas de todos colores. Mientras Ferré va mechando consejos prácticos y anécdotas llenas de humor, Graciela cambia gorros por melenas. Cada «transformación» es coronada con una lluvia de aplausos. No deben pagar nada, es un obsequio de Graciela. A Silvina le da vergüenza mirarse con peluca. Se ríe nerviosa, se tapa la cara con las manos. Hasta que después reconoce que sí le gusta. Pero no quiere volver al barrio sin su pañuelo. Entonces se lo pone al mejor estilo Bandana. Y ahora sí, le promete a su amiga que va a volver al boliche.
Tips para verte mejor y cuidarte
¿Dónde solicitar el curso?.- El curso de la Cámara Argentina de la Industria Cosmética y Perfumería se dicta cuatro o cinco veces al año en distintas provincias del país. Te podés informar en www.luzcabien.org.ar o al teléfono 011- 48139047, interno 12.
Las uñas.- A veces los medicamentos de la quimioterapia pueden causar cambios leves y temporales en las uñas como fragilidad, decoloración, aparición de surcos, mayor sensibilidad y levantamiento de la matriz de las uñas. Si esto ocurre se debe procurar mantenerlas cortas durante el tratamiento.
Usar guantes.- Utilizá guantes para las tareas de la casa, ya que la exposición al agua puede provocar alguna infección.
Labios.- El maquillaje de labios equilibra el rostro, aplicalo con pincel para rellenar bien las comisuras labiales y para no contaminar la barra.
Cuidá los cosméticos.- Durante el tratamiento estarás más vulnerable a las infecciones; tratá de que tus cremas no se contaminen con bacterias. Para ello lavá bien tus manos antes de la aplicación, usá discos de algodón, hisopos y espátulas para aplicar las cremas, cerrá bien los envases y no compartas tus cosméticos con otras personas.
Las pelucas.- Jorge Ferré detalló que existen muchas alternativas para verse bien: usar postizos, flequillos, pelucas parciales o para toda la cabeza.
Los gorros y pañuelos.- Son grandes aliados de la belleza; pueden ser de algodón o modal para que se adhieran bien. Los de seda son muy bonitos pero se corren. Los pañuelos no deben quedar muy pegados porque es mejor que den sensación de volumen. Los flequillos quedan muy juveniles y dan frescura.
Base y corrector.- Para unificar el color de la piel es importante usar una base muy parecida al tono de la cara. Para las zonas más oscuras, elegir un corrector más claro que servirá para agrandar y dar sensación de volumen a las zonas hundidas del rostro.
Nota: http://www.lagaceta.com.ar/nota/548150/belleza-salud/aprendieron-maquillarse-ponerse-peluca-lograron-reconciliarse-espejo.html